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Languages of Misinformation

Colectivo de inmigrantes indígenas se organiza ante la falta de servicios gubernamentales

El Concejo de Pueblos Originarios combate la desinformación sobre las vacunas, realiza traducciones para las y los compañeros migrantes en la corte, y trabaja con lingüistas para crear nuevas palabras indígenas.

De izquierda a derecha: Elías Guzmán, Zenaida Cantú, Yoloxochilt Marcelino, y Próspero Martínez. Yoloxochilt Marcelino

[Read in English.]

En 2020, Victorio Hilario Guzmán,  indígena Me’phaa del sur de México, murió al ser atropellado en el Bronx mientras repartía comida. El conductor se dio a la fuga. Su hermano Elías, quien también trabaja como repartidor, buscó justicia, pero tuvo problemas para entender los procedimientos judiciales, pues estos se realizaban en inglés y Elías habla Tlapaneco, lengua Me’phaa, mientras que usa el español como segunda lengua. 

Para comprender las audiencias, Elías dependía del traductor de Google o de la ayuda de un amigo. Solo el último día de la sentencia, cuenta Elías, el tribunal proporcionó un traductor de español (La Oficina de Acceso al Idioma de la Ciudad de Nueva York no respondió a nuestra solicitud de comentario).  

Durante la pandemia de COVID-19, las dificultades que enfrentan las comunidades marginadas en Nueva York se intensificaron, especialmente para Elías y su comunidad de pueblos originarios compuesta por migrantes indígenas de México y otras partes de Latinoamérica. Las barreras del idioma, la propagación de información errónea y la desconfianza inherente de la comunidad en el sistema de salud agudizaron la vulnerabilidad de los migrantes indígenas y obstaculizaron su acceso a la salud pública y otros servicios. 

Para enfrentar esta problemática, Elías se unió a otros compañeros y compañeras en la lucha por su derecho a servicios de interpretación. Así nació el Concejo de Pueblos Originarios Nueva York, como un instrumento de organización colectiva y un medio para combatir la desinformación en la comunidad migrante indígena. 

El Concejo participa en transmisiones en vivo realizadas en Tlapaneco, Tu’un savi y otras lenguas indígenas para discutir los diferentes programas sociales, servicios públicos y otros recursos gubernamentales disponibles en Nueva York. También hablan sobre su propio trabajo organizativo. Estas transmisiones en vivo se difunden luego a través de radios comunitarias dirigidas por migrantes, como Noticias Hudson Valley y El Molino Informativo. También brindan intérpretes presenciales en la corte y organizan reuniones comunitarias para sensibilizar sobre los derechos de los migrantes indígenas. 

Los miembros del Concejo enfrentan sus propias dificultades, incluso al traducir, aunque hacen todo lo posible para asegurarse de no transmitir información errónea. Yoloxochilt Marcelino, quien ha interpretado para miembros de la comunidad ante jueces, mencionó que los términos legales son particularmente desafiantes porque en algunas lenguas indígenas no existen traducciones directas. Una frase de dos palabras en español podría tomarle cientos de palabras para explicar en Tu’un savi. “A veces, el juez interrumpe y nos pregunta: ‘¿Qué están diciendo?’”, relató.

El Concejo es una red de apoyo horizontal con más de 50 miembros, todos ellos personas indígenas principalmente de México, Ecuador, Guatemala y Honduras. The Markup habló con 4 compañeros, que es la forma en la que se llaman entre ellos mismos en la organización: Próspero Martínez, Yoloxochilt Marcelino, Elías Guzmán, y Zenaida Cantú. 

La conversación ha sido ligeramente editada para mayor claridad. 


Flores: ¿Cómo surgió la idea del Concejo de los Pueblos Originarios?

Elías Guzmán: Mi hermano fue atropellado el 23 de septiembre de 2020. La semana siguiente, atropellaron a otro paisano. Luego, muchos de mis paisanos empezaron a morir en la ciudad de Nueva York y decidí convocar a una vigilia.  

Elías Guzmán
Caption: Credit:Elías Guzmán

Después de las vigilias, varios compañeros organizaron la primera asamblea de los pueblos indígenas. Pero es importante recalcar que fue organizada por varios compañeros, no por una sola persona. 

A la siguiente semana, el 27 de diciembre de 2020, tuvimos una reunión aquí en la casa donde vivo y ahí fue donde se fundó el Concejo de los Pueblos Originarios. Allí comenzó nuestra lucha. La batalla no fue fácil. 

Después de casi tres años y medio, condenaron a la persona que mató a mi hermano. Fue difícil para mí porque realmente necesitaba un intérprete. Las audiencias a las que asistí solo fueron en inglés. El último día de la sentencia fue cuando la corte me proporcionó un intérprete de español.

Yoloxochilt Marcelino: En ese momento, también se trataba de repatriar a las personas que habían muerto en sus departamentos. Además, algunos compañeros llevaban comida a los hogares de las personas que estaban aisladas por Covid.     

Tuvimos la idea de que, de manera colectiva, todos los pueblos originarios podíamos encontrar la forma de trabajar juntos y solucionar lo que estaba pasando. 

Flores: ¿Cómo ayudó el Concejo a los migrantes indígenas durante la pandemia?

Próspero Martínez: Nuestro papel era abordar dudas y construir respuestas poco a poco. Es importante reconocer que los pueblos originarios tienen sus propias tradiciones curativas, que utilizan hierbas medicinales y prácticas alternativas. Mucha gente se curó en casa usando las técnicas de nuestras comunidades y algunos piensan que se salvaron porque no fueron al hospital. El hospital era visto como el pasillo de la muerte. 

Durante el proceso de vacunación, naturalmente surgieron dudas. La gente se preguntaba cómo era posible desarrollar una vacuna tan rápidamente cuando existen otras enfermedades que llevan muchos años y aún no tienen cura. Existía una enorme desconfianza, principalmente a la falta de credibilidad total en las organizaciones gubernamentales. Obviamente, cuando íbamos de un lado a otro informando a la gente sobre las vacunas y tratando de demostrar que eran seguras, la gente cuestionaba la veracidad de nuestras afirmaciones. 

Por el deseo de informar a la comunidad y demostrar que las vacunas son seguras, decidimos vacunarnos nosotros mismos. Sin embargo, aún hay personas que no se han vacunado. Existe una desconfianza plena en el sistema de salud y el gobierno. 

Yoloxochilt Marcelino
Caption: Credit:Yoloxochilt Marcelino

Marcelino: El consulado mexicano estuvo cerrado un mes en el 2020, sin brindar ningún servicio. El caos era que todo mundo trataba de obtener una cita. Incluso, había personas que sacaban cita en línea y les cobraban a los paisanos por el servicio. Llegaron a cobrar hasta $25. Como muchos de nosotros no contamos con el conocimiento de cómo utilizar una computadora o simplemente no tenemos una, nos vemos obligados a buscar a alguien que pueda hacernos la cita. Lo que hicimos fue hacer una lista de los miembros de la comunidad que hablaban un idioma indígena y se le entregó al consulado. El consulado intercaló a esas personas en las citas que seguían disponibles. Se lograron realizar aproximadamente 150 citas.

Siempre le hemos dicho a nuestra gente que nosotros los intérpretes también tuvimos algunas dificultades para entender el sistema del consulado.

(Nota del editor: El Consulado de México en Nueva York no respondió a nuestra solicitud de comentario.)

Flores: ¿Cuáles son algunas de las cosas que el Concejo realiza para apoyar a las y los migrantes indígenas? 

Marcelino: En el Consulado de México en Nueva York, ayudamos a hacer los trámites, reunir los documentos necesarios y checar en el sistema si están los registros y documentos necesarios para el trámite del pasaporte. Este ha sido el mayor problema  para muchos de nuestros paisanos. 

Incluso yo tengo problemas con mi acta de nacimiento porque no está correcto cómo el registro civil de mi pueblo escribió mi nombre en el sistema nacional del registro civil. 

Ese caso me ocurrió recientemente con una persona de Puebla. Fuimos a la primera cita, pero ella no apareció en el sistema. Estuvimos dando vueltas como 3 veces y no avanzamos nada. Después de esto, ella dice: “Ya no quiero estar aquí. Ya invertí mi tiempo, lo único que quiero es mi pasaporte para regresar y ya está”.

La acompañé al consulado y le pidieron una constancia de identidad para poder salir del país. La persona encargada la encontró en el sistema, y resultó que había un error en su apellido y eso le impedía recibir una identificación y tratamiento médico. 

Flores: Uno de los servicios principales que ofrece el Concejo es la interpretación. ¿Podrían contarnos sobre la importancia de esto? 

Zenaida Cantú
Caption: Credit:Zenaida Cantú

Zenaida Cantú: Yo no estudié en la ciudad, vine a este país directamente de mi pueblo. Cuando llegué aquí a Nueva York, la sorpresa que me llevé fue que hay una gran necesidad de interpretación. Sabía que existía esta necesidad en mi pueblo natal.  Cuando mis abuelos iban al municipio para resolver un asunto y muchas veces guardaban silencio por miedo o por no saber hablar o expresarse.  

Luego llego aquí y pasa lo mismo. Una de las labores del Concejo de los Pueblos ha sido difundir la interpretación, sobre todo en las lenguas de los pueblos indígenas para que sepan que hay intérpretes en sus idiomas. 

Guzmán: Muchos de los pueblos originarios vienen aquí, a esta ciudad o a Estados Unidos y aprenden español porque por falta de educación no lo aprendimos originalmente. Por eso es muy importante darles información en sus lenguas.    

Flores: ¿Cómo es hacer trabajo de interpretación dentro de su comunidad?

Martínez: Una vez interpreté para alguien en Arizona. Me afectó psicológicamente porque esa persona me pedía ayuda, pero en esos momentos solamente soy un intérprete. Yo no soy el defensor y lo sentenciaron a 25 años por tráfico de drogas.

Próspero Martínez
Caption: Credit:Próspero Martínez

Me sentí mal porque le dije que solamente soy un intérprete. Cuando ves a las personas a los ojos y te piden un favor, simplemente tienes que seguir sentado ahí.

Marcelino: Creo que los casos más difíciles que hemos tenido son los de migración porque escuchamos historias muy fuertes. Ser intérprete a veces puede afectar nuestra salud mental. Soy madre y escuchar estas dificultades puede ser abrumador. Lo vivimos casi como si fuera algo nuestro. Empiezas a pensar: “¿Qué pasaría si esto le sucediera a mis hijos?”

Guzmán: He tomado muchas capacitaciones, pero simplemente no me he atrevido a hacer interpretación todavía. Hice mi primera interpretación en mayo, pero todavía tengo ese miedo de hacerlo en la corte. Fue fácil porque se trataba de un muchacho de 16 años que lo trajeron a la frontera y solicitó asilo. Entonces, la trabajadora social simplemente le interpretó sus derechos. No hubo interpretación del tlapaneco al español, solo del español al tlapaneco. Nada más le dijeron que escuchara sus derechos, lo que debe de hacer, que hay un patrocinador en Estados Unidos que lo va a recibir y que él es el encargado de entregarlo a su familia. Luego le dijeron que iba a tener que ir a la corte de nuevo. Entonces le pedí a la trabajadora social que me hablara frases cortas para poder interpretarlo en tlapaneco. Primero, tuve que conversar con él para ver si entendía mi lengua, si era la misma variante que hablamos. 

Flores: ¿Cuáles son los desafíos de traducir del español a un idioma indígena?

Marcelino: Comparecer ante un juez es difícil porque hay ciertos términos legales y pronunciaciones que son muy complejas de traducir a los idiomas de nuestras comunidades. Pero no puedes renunciar. ¿Cómo puedo renunciar si esta persona necesita de mí para salir de aquí?  

Es una situación compleja para nosotros porque, muchas veces, incluso nosotros somos cuestionados cuando estamos ante el juez. En la corte, yo podría escuchar 2 palabras y la interpretación requiere 200 palabras. Le explicas a la persona que el juez le pregunta si acepta los cargos por haber cometido un delito al ingresar ilegalmente al país y que explique la razón por la cual está aquí. Luego, a veces, el juez nos interrumpe y nos pregunta, “¿Qué le estás diciendo?” 

Tenemos que explicar las palabras legales porque no hay una traducción directa. No se puede decir como si fuera del español al inglés porque si lo traduces literalmente, esa persona no lo va a entender. Tengo mi ética de intérprete. Sé que tengo que hacer que esta persona comprenda cuáles son sus derechos. Por eso estoy aquí. 

Guzmán: En nuestra lengua es difícil explicar derechos, leyes y todas esas cosas. No existen esos conceptos. En el área médica, pasa lo mismo con las enfermedades. Estuvimos un año trabajando con un lingüista, escribiendo las enfermedades en nuestras lenguas. Por ejemplo, no hay una palabra para “virus”. Le dije que es un animalito tan pequeño que no lo puedes ver con los propios ojos. Pero es una enfermedad, entonces él no está de acuerdo así como yo lo digo. No quiere que sea animalito porque cuando dices “animalito pequeño”, entonces altera la información, ¿verdad? Pero en mi lengua, eso no existe. En mi lengua, es algo pequeño que no puedes ver con tu propia vista. 

Pero es complicado construir una palabra. Entonces, yo no puedo nombrar algo porque la gente no me va a entender. 

Flores: ¿Cómo logran mantener este trabajo con todas las demás responsabilidades?

Cantú: Las interpretaciones se pagan cuando las solicitan agencias o tribunales.

Guzmán: Todos usamos nuestro propio dinero para cubrir los gastos cuando viajamos o acompañamos a la comunidad. Ofrecemos nuestro tiempo como voluntarios sin importar el trabajo que tengamos para poder brindar apoyo a todas las personas que lo necesitan. 

Cantú: No es fácil navegar estas luchas si también tienes responsabilidades en casa y más aún si quieres enfocarte en el desarrollo personal. No es fácil porque a veces hay que sacar tiempo. Cuando veo estos casos difíciles hacia mi comunidad, es cuando siento el ánimo de seguir luchando, de seguir preparándome y desarrollándome como mujer indígena. E inspirar a otras mujeres y a otros pueblos también. 

Flores: ¿Cómo ha sido ser parte de este concejo como mujer indígena? ¿Cuáles son algunas de las situaciones que afectan particularmente a las mujeres indígenas migrantes en Nueva York? 

Marcelino: De donde vengo, no había una participación tan grande de las mujeres dentro de la comunidad. Este espacio nos ha permitido hablar con nuestra gente y escuchar de manera amplia. En las conversaciones, ha surgido que las principales barreras eran el desconocimiento de cómo funcionaba la ciudad. Desafortunadamente, algunas mujeres sufrieron violencia doméstica y ellas no podían tener un trabajo o movilizarse porque su pareja las oprimía económicamente. Y esas conversaciones nos llevaron a darnos cuenta de que reunir a las mujeres para que se conozcan y hablen está ayudando a generar un cambio.   

Estas conversaciones suceden cuando su hijo está en la escuela o ya han tenido la oportunidad de conocer un poco más los alrededores de la ciudad. En estos espacios, la gente comparte: “Yo pasé por esta situación o viví esta situación”. Es difícil tener un espacio en el que puedas pedir información sobre cómo puedes ayudarte a ti misma para no sufrir esta violencia. 

Flores: ¿Cómo suelen llegar a la comunidad?

Cantú: Vamos a lugares donde nos invitan, que generalmente están cerca de donde vivimos en el Bronx y Brooklyn. Pero en otros condados como Staten Island o Queens o en otros lugares distantes la información no llega a la comunidad como debería.

Por ejemplo, los trabajadores agrícolas que trabajan en Staten Island o Nueva Jersey. Estas son personas que a veces no saben qué hacer con sus documentos o cómo registrarse cuando necesitan algo. Ese es el trabajo que tratamos de expandir, y siempre tratamos de transmitir las necesidades de la comunidad a varias instituciones debido al desconocimiento de los sistemas aquí.


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