A group of thirteen people standing in front of a cafe, holding signs that read, "We need big Aaron!" They appear to be participating in a community or campaign event.
Aaron Peskin, Hilary Ronen, and a group of other supporters outside of Charlies Cafe on June 28, 2024. Photo by HR Smith

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Mission Local está publicando un artículo diario sobre la campaña para cada una(o) de la/los principales contendientes por la alcaldía. Se está alternando a la/los candidatos semanalmente, esta dinámica se mantendrá hasta noviembre. Esta semana le corresponde aAaron PeskinLea los artículos anteriores aquí.


“Así que”, dice Hillary Ronen, representante del Distrito 9 de la Junta de Supervisores de San Francisco. “Voy a intervenir aquí porque esto se está poniendo aburrido”.

Un hermoso viernes, 28 de junio, por la tarde, el Café Charlie; al lado del parque Precita, estaba abarrotado de residentes de Bernal, para una recaudación de fondos para la campaña por la alcaldía de Aaron Peskin, actual presidente de la Junta de Supervisores.

Peskin acababa de presentar los puntos más importantes de su candidatura a la alcaldía: sus décadas en el gobierno municipal, su amor por San Francisco, sus planes para que un inspector general investigue la corrupción en el gobierno de la ciudad, y su condición de candidato menos preferido de los distintos multimillonarios que han aportado sumas de dinero sin precedentes a la carrera por la alcaldía. London Breed fue en su día una de las favoritas de los multimillonarios, añade Peskin, pero ahora parece haberse quedado en el camino a favor de Mark Farrell -o, si eso no es posible, Daniel Lurie.

Comienza el espacio de preguntas y respuestas. Alguien pregunta cómo, si las donaciones de particulares a los candidatos a alcalde tienen un límite de $500 dólares, la madre de Lurie, Mimi Haas, donó un millón de dólares a su campaña.

“Así que tenemos este gran Tribunal Supremo, como todos ustedes saben”, dice Peskin, alegremente. “Se llama un gasto independiente – un super PAC. No sé cómo la madre y su hijo no se coordinan, pero la madre dio un millón de dólares a ‘Amigos de Daniel Lurie‘ en lugar de a la campaña ‘Daniel Lurie para alcalde‘, donde hay un límite de $500 dólares. No está bien, pero es lo que hay”.

La siguiente pregunta es, si Peskin tiene algún otro plan para reformar el gobierno de la ciudad. Por supuesto que sí, dice, y se lanza a explicar cómo, en la actualidad, los 258 proveedores de servicios sin fines de lucro que trabajan con la ciudad tienen que solicitar por separado cada contrato que tienen con cada departamento de la ciudad, y luego averiguar cómo cumplir con las normas de ese departamento. “Podemos canalizarlo a través de un administrador municipal y hacerlo mucho más eficiente tanto para los proveedores sin fines lucrativos como para la administración”.

Es en ese preciso momento, Ronen interrumpe. Como alguien que ha pasado 15 años dentro del gobierno de la ciudad de San Francisco, dice, ha visto a la oficina del alcalde gobernar con una política que Ronen denomina “comunicado de prensa sexy”: dar a un problema un nombre nuevo y bonito y un programa nuevo y bonito, y luego no seguir con el arduo trabajo de solucionarlo realmente.

“Los problemas se solucionan cuando pones a dos personas con poder en una habitación y las obligas a coordinarse entre sí en torno a nuestras complejas leyes y el presupuesto”, dice Ronen, haciendo un gesto enfático. “El trabajo entre bambalinas -que es monótono, que es aburrido, que es duro, que es esencial- no se está haciendo. Por eso nuestra ciudad está rota. Ya hemos dejado atrás el progresismo frente al conservadurismo. Eso es de los años 90, los 2000. Estamos todos en el mismo bando. Queremos poner un pequeño porche en nuestra casa que no cueste un millón de dólares y tarde 200 años. Queremos tapar un bache que no cueste un millón de dólares y lleve 20 trabajadores. Todo es una fortuna. Todo carece de sentido común. Y eso es porque no hemos tenido el liderazgo que hace las cosas aburridas”.

“Un hombre aburrido para un trabajo aburrido”, dice Peskin, alegremente.

“¡Abu-rrido!”, empieza a corear alguien del público. “¡Abu-rrido!”

Two people, one smiling woman in a black dress pointing to a smiling man in a suit, standing indoors near a microphone with photo frames on the wall behind them.
Hilary Ronen and Aaron Peskin at Charlie’s Cafe on June 28, 2024. Photo by HR Smith

“Es tan liberador no presentarse a las elecciones”, dice Ronen. “¡Me he quitado el bozal!”. Toma aire. “Hace un año, si me hubieras dicho que iba a poner todo mi trabajo y energía en conseguir que Aaron Peskin fuera elegido alcalde, te habría dicho que estabas loco. Nos peleamos como perros y gatos. Los dos somos tercos a más no poder. Ambos somos despiadados cuando queremos algo. Todas esas peleas que hemos tenido todos estos años, las voy a tirar a la basura, porque sé que tú eres el que va a conseguir que esto se haga. Lo sé.”

“Déjame decirte la verdad”, dice Ronen. “Tengo una cuenta atrás en mi teléfono para saber cuántos días me quedan en el cargo”. La multitud estalla en carcajadas. “¡No tiene vergüenza!”, grita una voz. “Él podría retirarse“, continúa. “Tiene una vida plena que podría vivir. Él podría viajar a cualquier parte. Y él está eligiendo…”

“¡Él va a retirarse!”, grita alguien. “¡No lo digas!”

“… sacrifica todo eso porque ama esta ciudad y quiere que prospere. Todos saben que no tiene aspiraciones de ir a Washington. Y por eso voy a pedirles a todos que se esfuercen porque ninguno de los multimillonarios le va a dar un centavo. Nos enfrentamos a una cantidad de dinero demencial, y si quieren lo mismo de siempre, voten por cualquiera de los otros. Sinceramente, la alcaldesa, por ser una mujer negra fuerte, parece un poco diferente del resto. Pero el resto de ellos son todos más o menos iguales. Por favor, hagan lo que puedan, porque si conseguimos recuperar nuestra ciudad y que las cosas funcionen, podemos empezar a ser la envidia del mundo.”

“Me he dado cuenta de que algunos de ustedes están deslizando cheques en sobres y en las manos de la gente”, dice Jack Shelley, coordinador de recaudación de fondos de la campaña. “Eso es estupendo. Solo recuerden escribir su ocupación y empleador en el sobre o en el cheque”.

Una parte no insignificante de la campaña de Peskin hasta ahora ha consistido en pequeñas reuniones como estas. Por lo general, se celebran en las casas de la gente: un simpatizante de Peskin invita a 10, 40 o 100 personas, Peskin se pasa por allí, da una pequeña charla y responde a preguntas, y pide a la gente que sea voluntaria y, si puede, done aunque sea una pequeña cantidad, con el argumento de que incluso las pequeñas donaciones se multiplican porque pueden ayudar a un candidato a optar por el financiamiento público.

El propietario de Charlie’s Cafe, Charlie Harb, dice que aún no está seguro de por quién va a votar: organizar eventos como este es simplemente ser parte del barrio. “La gente nos pide que hagamos algo, y lo hacemos”. Harb donó bebidas y sirvió un impresionante mezze bajo una pared de fotos en blanco y negro que un familiar escaneó y le envió hace poco. Las fotos son de Harb y sus padres en Belén en los años sesenta. Cuando alguien comenta que parecen estrellas de cine, Harb dice que se lo dicen mucho. Durante años ha tenido vagos recuerdos de su infancia en los que le seguían personas con cámaras. Hace poco encontró un viejo documental en YouTube, realizado por la BBC cuando su padre se postulaba para alcalde de Belén.

Fuera del café, Ronen sostiene una intensa discusión política con el hijo de Santiago Lerma, uno de sus antiguos ayudantes legislativos. “¡Mi bebé favorito!”, le dice al pequeño, que sube el escalón entre el café y la acera con el aire de quien se embarca en una emocionante aventura. “¿Quieres ver mis gafas? ¿Quieres sostenerlas? No puedo creer lo buen andador que eres”.

La pandemia cambió mucho su forma de ver el gobierno municipal, dice Ronen. “La alcaldesa me pareció increíble. Apreciaba mucho su liderazgo y las decisiones que tomaba. Antes siempre habíamos estado enfrentadas, así que fue agradable estar a su lado y decir: ‘¿Cómo puedo apoyar esto? Pero las grandes discrepancias en el seno del gobierno municipal volvieron a manifestarse enseguida. Incluso un problema aparentemente menor, como la gestión de la venta ambulante en torno a la estación de BART de la calle 24, resultaba insoportable.

Sin embargo, una vez que finalice su mandato en enero, los problemas de Ronen se centrarán más en qué hacer a continuación. Ella y su familia están planeando pasar un año en España; más allá de eso, mantiene las cosas abiertas. “Es muy agradable”, dice, “no estar presentándome a las elecciones”.

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Heather Smith covers a beat that spans health, food, and the environment, as well as shootings, stabbings, various small fires, and shouting matches at public meetings. She is a 2007 Middlebury Fellow in Environmental Journalism and a contributor to the book Infinite City.

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