Se alimenta del ganado vivo: regresa a Centroamérica una enfermedad que se creía erradicada y enciende las alertas en México

La parasitosis por gusano barrenador había sido erradicada en Centroamérica. Ahora volvió a Panamá, Costa Rica y Nicaragua. Una estrategia de contención busca que no llegue a Norteamérica, como sucedió en el pasado.
Mosca de Cochliomyia hominivorax el gusano barrenador de ganado
Mosca de Cochliomyia hominivorax, el gusano barrenador de ganadoRamdan Fatoni / Getty Images

Desde hace un año, la parasitosis causada por el gusano barrenador del ganado, la larva de la mosca Cochliomyia hominivorax, ha vuelto a Centroamérica. Esta enfermedad, que afecta a animales de sangre caliente (principalmente al ganado, pero también al ser humano), se consideró erradicada de América del Norte y Central a finales del siglo XX. Establecer una barrera desde el Tapón de Darién, en Panamá, costó mucho dinero y décadas de esfuerzos coordinados entre los gobiernos. En el pasado, el gusano barrenador del ganado causó pérdidas económicas superiores a los 100 millones de dólares al año en el sur de Estados Unidos y México.

Sin embargo, desde 2023 se ha detectado un aumento de casos en Panamá, mientras que Costa Rica ha declarado emergencia nacional y Nicaragua ha confirmado al menos 55 ocurrencias. En días recientes, el gobierno mexicano ha anunciado la activación anticipada del Dispositivo Nacional de Emergencia de Sanidad Animal (Dinesa) y el establecimiento de dos barreras sanitarias para prevenir la propagación de la mosca a través del comercio de ganado.

La enfermedad causada por las larvas es grave. Al alimentarse del tejido vivo, estas invaden y destruyen la piel del ganado, de animales salvajes y seres humanos; provocan cavidades profundas, infecciones severas, estrés, dolor e inapetencia. En el ganado, reduce la producción de carne, cuero y leche, y si las heridas no se curan, los animales pueden morir. Los costos sociales son elevados debido a la necesidad de inspección y tratamiento de las infestaciones en el ganado.

Aunque el grueso del costo social de la enfermedad se debe a la infección en ganado, las personas no están exentas. Cuando la infección ocurre en el cuerpo humano, puede causar úlceras cutáneas, obstrucción de las vías respiratorias, infección en el canal auditivo, dolor abdominal, fiebre y, en muy pocos casos, las larvas pueden incluso migrar al cerebro.

Los países en Centroamérica luchan para evitar que la mosca avance hacia el norte del continente. Décadas atrás, la erradicación del gusano barrenador en Estados Unidos y México costó alrededor de 955 millones de dólares, mientras que en Centroamérica, 341 millones. Se estima que el precio a pagar por una potencial reinfestación en Estados Unidos superaría los mil millones de dólares por año.


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Factores como la pobreza, malas condiciones de vivienda y falta de acceso a servicios básicos aumentan el riesgo de contraer la enfermedad.

La causante de la enfermedad es una mosca casi el doble de grande que una doméstica común, que deposita hasta 500 huevos en heridas abiertas. Sus víctimas favoritas son el ganado vacuno. Horas después  de entrar a la herida, los huevos eclosionan y las larvas se alimentan del tejido vivo causando miasis o “gusaneras”. Luego caen al suelo, se entierran, se vuelven pupas y emergen como moscas. Dos días después de nacer, copulan y las hembras depositan nuevos huevos.

Los programas de control biológico para la eliminación de esta parasitosis al sur de Estados Unidos, México y Centroamérica implicaron, entre otras cosas, la invención de una técnica para producir, esterilizar y liberar moscas macho para disminuir la población de insectos.

Crónica de una reintroducción

En 1991, México se declaró libre de esta enfermedad. Belice y Guatemala lo hicieron en 1994, El Salvador en 1996, Nicaragua en 1998 y Costa Rica en 2000. La enfermedad se mantuvo endémica en América del Sur y el Caribe, con el tapón de Darién, la frontera entre Panamá y Colombia, como barrera de contención.

Las cosas cambiaron en julio de 2023. Cuando Panamá alertó la detección de casos no solo en la provincia del Darién, donde era algo usual, sino a 200 km de la frontera con Costa Rica. Ante esto, Costa Rica extremó sus medidas de prevención y vigilancia, pero la enfermedad llegó a su territorio ese mismo mes.

"La parasitosis reingresó en una población altamente susceptible y se ha dispersado con rapidez”, explica Alexis Sandí Muñoz, jefe del departamento de Epidemiología en el Servicio Nacional de Salud Animal de Costa Rica (SENASA).


Alerta epidemiológica
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Los casos se extendieron rápido al interior de Costa Rica, especialmente por la costa del Pacífico, “rica en reservas biológicas, fauna silvestre y explotaciones ganaderas”. Luego, la población reportó casos en el Atlántico y, en solo 10 meses, la infestación llegó a las siete provincias, es decir, a todo el territorio nacional.

El veterinario con maestría en epidemiología cuenta que la SENASA informó la situación a la Organización Mundial de Salud Animal (OMSA). El 7 de febrero de 2024, casi siete meses después de informar su primer caso desde finales de la década de 1990, Costa Rica declaró emergencia nacional por el resurgimiento del gusano barrenador. “Estamos en fase de expansión. “Existe un riesgo: sí. Estamos trabajando para mitigar y controlar la enfermedad”. Costa Rica reporta casos todos los días y, hasta el 25 de junio de 2024 han registró 2,456, “el 77% de ellos en bovinos y 14% en canes”. En menor proporción, también hay casos en caprinos, ovinos, equinos y siete personas afectadas.

El 14 de mayo de 2024, Nicaragua confirmó 55 casos en su territorio. Hasta el momento no hay casos de gusaneras en Honduras, El Salvador, Belice o Guatemala.

Al reportarse la presencia de Cochliomyia hominivorax en el sur de Nicaragua, a más de 700 kilómetros de la frontera de México con Centroamérica, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) de México envió materiales de difusión a todos los estados y reforzó la inspección zoosanitaria en aeropuertos, puertos y fronteras.


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Nuevos brotes, nuevos retos

Desde hace un año, Panamá, Costa Rica y Nicaragua aplican las enseñanzas aprendidas décadas atrás, pero los nuevos brotes tienen sus particularidades. Sandí Muñoz señala que no es posible atribuir los brotes a una sola causa, “no es un factor el que desencadena todo”. Algunos aspectos a considerar son:

1. Crisis ambientales y cambio climático

Aunque no hay estudios específicos que atribuyan la dispersión de Cochliomyia hominivorax al cambio climático, el científico costarricense indica que “sus efectos van a incidir en el comportamiento de los animales, incluidos los insectos”. Un escenario posible, visto en otras especies, es que el patrón de distribución cambie con el aumento de la temperatura global.

Los entomólogos, agrega, coinciden en que el rango de vuelo de la mosca es, en promedio, de 20 kilómetros. “Algunos dicen que, debido a las condiciones climáticas y la dirección de los vientos, pueden recorrer una mayor distancia”.

Un estudio publicado en 2019 proyectó que, si la mosca se restablece en Norteamérica, “el calentamiento climático para 2045-2055 ampliará el área de favorabilidad y aumentará la frecuencia y gravedad de los brotes”.

2. Una población susceptible

Las moscas responsables de los brotes recientes parecen utilizar animales silvestres como sus principales reservorios. Sandí explica que “el entorno de la vida silvestre les favorece para mantenerse y dispersarse”. Las heridas son más comunes en la vida silvestre, lo que aumenta las posibilidades de que los gusanos causen miasis.


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Esterilizar insectos es una estrategia probada para detener plagas. Distintos grupos de investigación en América Latina evalúan esta técnica en mosquitos al sur del país.

3. Flujos migratorios

A través del Tapón de Darién hay un mayor desplazamiento de personas, mascotas y mercancías en años recientes. Históricamente, esta situación transfronteriza se ha vinculado con una mayor diseminación de enfermedades. La evasión de controles para la movilización de animales es un factor de riesgo en algunas zonas.

4. Cepas más resistentes y agresivas

“Hemos conversado con colegas de países sudamericanos donde las infestaciones por Cochliomyia son endémicas. Ellos han observado que los brotes en los últimos tres años han sido más severos, también lo hemos visto en Costa Rica”, indica Sandí.

“Los productos con efecto larvicida que tenemos a disposición no son tan eficaces como antes”, puntualiza. También observan consecuencias más graves: animales que pierden ojos y ubres, así como severas afectaciones en humanos. “Es una cepa de mosca bastante fuerte, resistente a los tratamientos, mostrando una capacidad de dispersión más severa que en los años 90”.

Evitar que las moscas lleguen al norte

Los esfuerzos para que la enfermedad no llegué a México y Estados Unidos buscan evitar los escenarios del pasado. Ssegún un post de Entomology Today, “mantener alejadas a las moscas ahorra a Estados Unidos 1,300 millones de dólares en daños al ganado cada año”.

En México, luego de que ganaderos de Durango expresaran una seria preocupación, el gobierno Federal anunció que fortalecerá la prevención contra el gusano barrenador. El plan incluye la activación temprana del Dispositivo Nacional de Emergencia de Sanidad Animal (Dinesa), “con lo que se ponen en marcha todas las capacidades del Senasica [Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria] para prevenir y evitar la dispersión de la plaga”, según un comunicado oficial. Además, establecerá dos barreras sanitarias en la zona sur de México con binomios caninos entrenados para detectar el gusano.

Además del impacto económico, permitir la propagación de la enfermedad podría poner en riesgo la salud de las personas y las mascotas. El funcionario precisa que los ciudadanos deben atender las heridas de los animales y, en el caso de las personas, ser cuidadosos con los grupos vulnerables, “adultos mayores, personas con alguna capacidad diferenciada, niños e indigentes”.

El plan actual de control en las regiones afectadas tienen cuatro pilares. Sandí Muñoz explica que el primero es la vigilancia epidemiológica pasiva. En Costa Rica tienen una línea de WhatsApp y un correo electrónico para el reporte y análisis de casos. Lo segundo es informar. Como en la región no hubo miasis por Cochliomyia durante varios años, hoy algunos productores las desconocen. Las autoridades divulgan información sobre la mosca y la enfermedad, cómo prevenirla, identificar lesiones y curar casos. Es crucial matar a los gusanos barrenadores sobre la herida y después extraerlos para evitar que lleguen al suelo y completen su ciclo. Para prevenir sitios propicios para las gusaneras, los veterinarios sugieren extremar precauciones con los ombligos de los terneros y las heridas por cirugías, descornes e identificación de ganado. Además, piden atender a la población de perros que vive en las calles. Lo tercero ha sido reforzar el control en la movilización del ganado.

Esterilizar moscas

Sin embargo, no cabe duda de que la estrategia estrella de los programas de control — que fue el golpe clave para lograr la erradicación en Estados Unidos y México— es cortar el ciclo reproductivo con la técnica de la mosca estéril (TIE). El método consiste en criar moscas macho que son esterilizadas mediante radiación, luego son liberadas para que se apareen con hembras silvestres y sus huevos resulten infértiles. Con el tiempo, la población de moscas silvestres disminuye.


H5N2 virus aviar México
El virus H5N2 tapizó los titulares de todo el mundo recientemente, pero no debe confundirse con la cepa H5N1, que ha infectado a 889 personas en 10 años y tampoco es una evolución derivada de ésta.

México se declaró libre de esta plaga después de liberar, durante 19 años, cerca de 250 mil 631 millones de moscas estériles en 58 mil horas de vuelo. En esa campaña, Estados Unidos aportó el 80% de los fondos y México el 20%.

Panamá cuenta con una planta de producción de estas moscas. Desde su apertura, ha producido insectos para liberar en su frontera con Colombia. Aunque durante algún tiempo la planta no operó en toda su capacidad, desde hace un año aumentó su producción de 20 millones a 90 millones de pupas estériles por semana que, desde el 31 de julio de 2023, se dispersan en Panamá, Costa Rica y Nicaragua. Dado que la variante actual es muy agresiva, Sandí Muñoz detalla que están desarrollando una nueva cepa estéril que pueda competir con los machos silvestres.

A pesar de la liberación aérea semanal de casi 15 millones de insectos, Costa Rica no ha logrado detener el progreso de la enfermedad. El funcionario de SENASA detalla que, como parte de la emergencia, mantienen comunicación con las autoridades sanitarias de los países implicados. En particular, se suscribió un convenio con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) para invertir recursos en mayor educación sanitaria, contratación de personal y obtención de vehículos para la vigilancia en campo.