Del curso: Fundamentos empresariales

El ciclo de vida del producto

Del curso: Fundamentos empresariales

El ciclo de vida del producto

El ciclo de vida de un producto consiste en el tiempo que transcurre desde que el producto llega al mercado hasta que se acaba. En función del producto y las necesidades del mercado, encontraremos ciclos de vida increíblemente cortos, como los productos de tecnología, que pueden tener tan solo unos pocos meses de existencia, o más largos, de varios años, como en el sector automovilístico, o incluso de décadas, como en la aeronáutica. En el ciclo de vida de un producto se describen cuatro etapas: introducción, crecimiento, madurez y declinación. cada una de ellas influye en el coste de producción, los ingresos por ventas o el beneficio neto. En la primera etapa, la introducción, el producto se lanza al mercado. Es una situación en la que tenemos que lidiar con la realidad de haber generado unos altos costes de desarrollo y producción, que exigen un escalado rápido de los ingresos por ventas. Evidentemente el flujo de efectivo en esta fase es negativo, es decir, nos encontraremos en pérdidas. En este momento debemos concentrarnos principalmente en crear demanda. A medida que las ventas vayan subiendo, iremos pasando una fase de crecimiento en la que conseguiremos amortizar la inversión inicial al mismo tiempo que obtenemos una mayor optimización de nuestra capacidad productiva que reducirá los costes. En este punto, el objetivo estratégico es alcanzar la eficiencia productiva y la reducción de costes que nos permita maximizar los ingresos netos. No obstante, a pesar de que hayamos amortizado el flujo de efectivo negativo, aún no estaremos en posición de obtener beneficios. Eso ocurrirá en la tercera etapa, la madurez, en la que los costes de producción bajan considerablemente y, ahora sí, los ingresos facilitan una ganancia neta o, dicho de otra forma, un flujo de efectivo positivo. En esta fase, podría llegar a existir una cierta saturación en el mercado, así que deberemos concentrarnos en trabajar exhaustivamente en la diferenciación. Por último, el declive o la declinación del producto ocurre en el momento en el que hay una bajada considerable del ingreso por ventas, centra en pérdidas y no podemos costear los gastos de producción. Aquí debemos ser conscientes de que la demanda está a punto de desaparecer y que, por lo tanto, antes de llegar a las pérdidas, deberíamos tomar decisiones que se orienten hacia la reintroducción del producto o su retirada del mercado. Aunque parezca una obviedad, es importante destacar que el objetivo de las empresas será siempre tener un producto con el ciclo de vida más largo posible y se pueden aplicar pequeñas modificaciones que supongan un gasto de desarrollo mínimo y hagan que el producto dure el máximo tiempo posible en su etapa de madurez. En otras palabras, una empresa debería destinar esfuerzos a prolongar su fase de madurez y que el producto siga satisfaciendo las necesidades del cliente, a pesar de que estas puedan ir evolucionando. Por eso, es indispensable diseñar mecanismos de "feedback" con el cliente para ajustar el producto de manera que se favorezca esta sinergia. Fíjate en como, una vez más, disponer al cliente en el centro de tus actividades refuerza la oportunidad de prolongar tus beneficios. En resumen, los indicadores te darán la posibilidad de controlar en qué etapa se encuentra tu producto y, en función de cuál sea, se espera que pongas en marcha una serie de actividades y ajustes. El objetivo es claro: tratar de minimizar los costes de producción lo antes posible, aumentar el ingreso por ventas y prolongar al máximo la etapa de madurez.

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